El novio es hijo y biznieto de ferroviarios, mientras que la hermosa novia es nieta, hija y hermana de ferroviarios, por lo que esta fue toda una boda ferroviaria. Cada uno de los detalles de boda, así como los lugares de masías de boda ideales fue escogido juntos como pareja, pensando en la tradición que caracteriza a esta familia. Su tarjeta de invitación a la boda son una fotografía preciosa de la pareja en un anden, el seating plan con sus maletas de viaje y su panel de salidas de la estación del norte y su reportaje de boda o sesión de fotos después de la ceremonia que fue en la estación del norte.
Los preparativos de la boda, todo empezó temprano, Emilio se arregló con sus padres y hermana en casa de los padres, se visitó con un traje de penhalta que le sentaba como un guante.
La novia por el contrario se visitó en su propia casa, donde acudimos Jose Tellez a la parte de maquillaje y peluquería de novia y un servidor para el reportaje de la boda. En esa misma finca viven los padres de la novia, por lo que se acercaron a ayudar a arreglarla sobre todo su madre Juani. También estuvo su hermana y su abuelita de 97 años, que aun conserva el buen humor y las ganas de disfrutar de la boda de su nieta. La abuelita nos ayudó a crear grandes momentos en fotografía y vídeo.
La historia del vestido de la novia, siempre fue mi favorita. La novia en uno de sus viajes a España desde Qatar tenía que elegir un traje de novia ideal. Ella ya había estado mirando por internet de la firma Jorge Aparisi, algunos modelos románticos, campestre, natural....Se acercó a ver un par de modelos en la tienda de Valencia. Mi vestido me lo sugirió la dependienta, en la percha le dijo “bueno me lo pruebo pero no me gusta”. Cuandose lo puso, se vió tan guapa que le pregunto a la dependienta si era el mismo. Le recorrió una sensación de qué pensaría Emilio. Se miró en el espejo y se teletransportó al momento entrada en la iglesia de la mano de mi padre. Solo quería saber, si le verían tan guapa como yo me estaba viendo. Dicen que la novia llora al verse, ella no lloró
Así que llamó a su padre y vino a verla. Se puso a su lado y me dijo: cógeme del brazo. Y nos miramos al espejo. Sí, ya está -pensé- este és.